miércoles, 19 de abril de 2017

TODO TIENE UNA RAZÓN DE SER

TODO TIENE UNA RAZÓN DE SER

Hay momentos en los que, desde luego, uno quisiera tirar la toalla cuando se van complicando más y más las cosas, cuando estamos tratando de querer solucionar aquello que parece estar bloqueando, interfiriendo, manipulando, desencuadrando o tirando por tierra la estructura de nuestro día a día, que solemos tener bien organizada, y que nos permite mantener la sensación de estabilidad y seguridad para los quehaceres diarios.

Cuando esta estabilidad se rompe por algún hecho o sacudida inesperada, la reacción de pánico, más o menos sutil, suele saltar automáticamente, al ver cómo se desmorona, estropean o cambian las cosas, cuando algo se nos viene abajo, cuando todo cambia de repente, cuando mil cosas se rompen, etc. uno se rompe la cabeza pensando, y actuando, para tratar de recomponer aquello que vemos que se desmorona, o que ha cambiado, a priori, contra nuestro parecer, intención o deseo de que así fuera.

Todo tiene una razón de ser, aunque no la veamos. Por un lado, todo suceso de este tipo tiene su propia razón de ser, venga ejecutado por lo que venga ejecutado, y sea cual sea la causa física del mismo, al final hay un propósito mayor que tiene que ver, como siempre, en la mayoría de los casos, con el romper alguna estructura interna cuyo reflejo externo en la materia es lo que termina rompiéndose, restructurándose o cambiando a nivel físico.

El hecho de que suceda así forma parte de los factores naturales de creación de la realidad inherentes al ser humano, pero desconocidos en la mayoría de los casos por la mente consciente, de forma que, al cambiar estructuras mentales y emocionales, causales o etéricas en nosotros, su reflejo en el mundo material que es siempre en forma de objetos, situaciones, proyectos o eventos reflejará lo que está sucediendo interiormente en cada uno.

Si hay un cambio importante a nivel emocional en ti, hay áreas de vida que puede, en mayor o menor medida, según la potencia e intensidad de ese cambio, verse afectadas en el plano físico.

Es así y no se puede evitar, aunque se pueden minimizar los daños, a priori, ralentizando los procesos de cambio interior, si somos conscientes de ellos, pero no se pueden anular estos cambios en el mundo físico porque son efecto de los procesos de creación de la realidad personal, inherentes a las leyes universales que rigen todo lo que existe, y, de igual manera que todo empieza por ideas, los mundos interiores del ser humano son los responsables últimos del estado de la realidad individual de cada uno.

Así, siempre que la realidad externa se desestabilice, al mismo tiempo que corremos para arreglarlo, miremos hacia adentro para buscar las estructuras que en nosotros mismos también estén cambiando, y démonos tiempo para reajustarnos, minimizando los efectos colaterales teniendo paciencia, y no desesperando por el hecho de querer sostener y mantener las cosas tal y como estaban, algo que, quizás, en la mayoría de ocasiones, será difícil una vez completados los cambios interiores, ya que si algo ha cambiado en la estructura energética y psíquica de una persona, raro es que ahí fuera la cosas puedan volver a ser como eran.


Mi Consulta Psicológica 
Ana Luisa López Pérez
Psicóloga 

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