LA SEGURIDAD
Uno de nuestros grandes fallos es esa extraordinaria preocupación por los resultados. Le damos muchas vueltas a cómo van a salir las cosas, y eso crea ansiedad, miedo e infelicidad innecesarios.
La ansiedad está relacionada con nuestro rendimiento. ¿Y si no estamos a la altura? ¿Y si fallamos? ¿Qué pensarán los demás? ¿Con qué severidad nos juzgaremos?
El miedo tiene que ver con la pérdida de la meta o el objeto deseados. Tenemos el convencimiento de que si fallamos no conseguiremos lo que perseguimos. Seremos unos fracasados, unos perdedores. Nos rechazarán. Nos odiaremos.
En lugar de preocuparse por los resultados concretos, haga lo que tenga que hacer, hágalo con entrega y asegúrese que le haga feliz.
Usted anhela la ilusión de seguridad, en lugar de la seguridad de la sabiduría y del amor. El dinero es algo neutro, ni bueno ni malo. Lo importante es lo que hacemos con él. Podemos elegir.
El dinero y la seguridad no son lo mismo. La seguridad sólo puede surguir del interior. Es un rasgo espiritual, no terrenal. Podemos perderlo todo de un día para otro, si ésa es nuestra lección o nuestro destino.
La seguridad deriva de la paz interior y del conocimiento de nuestra esencia auténtica, que es espiritual.
En realidad nada puede hacernos daño, porque somos inmortales y eternos, porque somos seres espirituales, porque siempre hay quien nos ama y nos protege, porque no estamos nunca solos, porque Dios y todo un ejército de seres amorosos nos protegen siempre, porque todos tenemos la misma esencia.
Mi Consulta Psicológica
Ana Luisa López Pérez
Psicóloga
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