miércoles, 1 de noviembre de 2017

DESAPEGO

DESAPEGO

La palabra desapego, entendida dentro del contexto del crecimiento personal, supone un gran valor interior que todos deberíamos aprender a desarrollar.

Practicar el desapego no significa en absoluto desprendernos de todo aquello que nos es importante.

Significa básicamente saber amar, apreciar e involucrarnos en las cosas desde un punto de vista más equilibrado y saludable, liberándonos a su vez de esos excesos que nos ponen cadenas y que nos amarran. Que nos cortan las alas.

Darnos la opción de vivir con más honestidad de acuerdo a nuestra naturaleza, ofreciéndonos a su vez la opción a crecer, de avanzar con conocimiento de causa. Sin dañar a nadie, sin que nadie nos ponga tampoco su cerco camuflado con las cadenas del amor pasional, filial o incluso materno.

Aprendamos a poner en práctica sencillas leyes sobre el desapego…
Primera ley: Toma conciencia eres responsable de ti mismo 
Tú mismo eres artífice de tu propia existencia y de cada paso que das. No pongas en el bolsillo de los demás tu propia felicidad. No concibas la idea de que para ser feliz en esta vida, es esencial encontrar una pareja que te ame, o tener siempre el reconocimiento de tu familia. Si el barómetro de tu satisfacción y felicidad está en lo que los demás te aportan, no conseguirás más que sufrimiento. ¿La razón? Pocas veces lograrán cubrir todas tus necesidades. Cultiva tu propia felicidad, siéntete responsable, maduro, toma conciencia de tus decisiones y de sus consecuencias, elige por ti mismo y no dejes nunca que tu bienestar, dependa siempre de corazones ajenos.

Segunda ley: Vive el presente, acepta, asume la realidad
En esta vida, nada es eterno, nada permanece, todo fluye y retoma su camino tejiendo ese orden natural que tanto nos cuesta asumir a veces. Esas desavenencias familiares, ese trauma, esa pérdida, ese fracaso sentimental o esa frustración no superada. Todo ello son anclas que nos aferran, que ponen cadenas en nuestros pies y anzuelos en nuestra alma. Acepta, asume y aunque te cueste, aprende a perdonar. Te hará sentir más liberado y te ayudará a centrarte en lo que de verdad importa, el “el aquí y ahora", este presente donde tienes tu verdadera oportunidad. ¿A qué esperas?

Tercera ley: Promueve tu libertad y permite ser libres a los demás
Asume que la libertad, es la forma más plena, íntegra y saludable, de disfrutar de la vida, de entenderla en toda su inmensidad. No impide que podamos establecer vínculos afectivos con otras personas, porque también ello forma parte de nuestro crecimiento personal. Saber amar y saber recibir amor. No obstante, el desapego implica que nunca debes hacerte responsable de la vida de los otros, al igual que los demás, no deben tampoco imponerte sus principios, sus ataduras o cadenas personales para aferrarte a ellos. Es aquí donde empieza el auténtico problema y los sufrimientos.


Cuarta ley: asume que las pérdidas van a sucederse tarde o temprano
Aceptar que, en esta vida, nada puede contenerse eternamente. La vida, las relaciones, e incluso las cosas materiales, terminan desvaneciéndose como el humo que se escapa de una ventana abierta o el agua fresca que resbala por nuestros dedos. Las personas se irán, los niños crecerán, algunos amigos dejarán de serlo y algunos amores se irán del calor de tu mano… Todo ello forma parte del desapego, y como tal, hemos de aprender a asumirlo para afrontarlo con mayor integridad. Con mayor fuerza. Pero lo que nunca va a cambiar, es tu capacidad de querer. Y debes empezar siempre por ti mismo.


Mi Consulta Psicológica
Ana Luisa López Pérez
Psicóloga

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