lunes, 24 de julio de 2017

COMPASIÓN

COMPASIÓN
Cuando mostramos compasión ocurre un pequeño milagro porque no solo ayudamos al otro sino que nos ayudamos a nosotros mismos. 

"Si quieres que otros sean felices, practica la compasión.
Si quieres ser feliz tú, practica la compasión".
Dalai Lama  

La empatía es la capacidad que nos permite ponernos en la piel del otro y llegar a experimentar sus sentimientos y estados emocionales.
La compasión es un estadio superior porque implica un nivel de compromiso consciente para aliviar el dolor o sufrimiento del otro. De hecho, aunque muchas personas la confunden con la lástima, en realidad es una capacidad muy compleja que sería conveniente desarrollar.

La compasión cuenta con tres componentes fundamentales:

Emocional, es una emoción que surge cuando vemos a otra persona sufrir, la cual genera una fuerte reacción en el sistema cerebral vinculado al bienestar.
Cognitivo, implica prestarle atención al sufrimiento ajeno, evaluar su intensidad y reflexionar sobre nuestras capacidades para intervenir de manera eficaz.
Conductual, implica un compromiso consciente de hacer algo para aliviar el sufrimiento de esa persona.

La inteligencia compasiva mejora nuestro bienestar psicológico por el simple hecho de que el acto de dar es más placentero que el de recibir. 

Otra razón por la cual la compasión es tan beneficiosa es porque crea un estado de bienestar positivo, una felicidad serena que tiene enormes repercusiones a nivel físico. 

Esto nos indica que no es meramente la felicidad, sino lo que se conoce como eudemonía, una palabra que proviene del griego y que se traduce erróneamente como felicidad pero que en realidad significa plenitud de ser.
La meditación compasiva, una antigua técnica del budismo para fomentar los sentimientos de cuidado hacia las personas que están sufriendo, la empatía y la comprensión de otros.

Esto significa que la compasión es una capacidad que se puede desarrollar.
Para desarrollar la compasión, podemos ir tomando conciencia de lo que han hecho los otros por nosotros, o lo que nosotros mismos hemos hecho por los demás. Es importante intentar recrear los sentimientos y emociones que hemos experimentado en ambos casos.


También puedes practicar este ejercicio de meditación compasiva:

1. Céntrate en el presente y haz conscientes tus emociones, sensaciones, sentimientos y pensamientos.

2. Piensa en alguien a quien quieres y que esté sufriendo. Piensa en las diferentes manifestaciones de ese sufrimiento, las hayas observado directamente o no.
 
3. Piensa en cómo podrías ayudar a esa persona a superar su sufrimiento. Deséalo con fuerza. Es probable que tu cuerpo reaccione ante esa movilización mental. Mantén ese pensamiento durante un rato y fíjate en tus sensaciones. 

4. Piensa en tu propio sufrimiento y traspasa ese deseo de ayudar y mejorar a los otros a ti mismo. Este paso te ayudará a fomentar la autocompasión, de manera que desarrollarás una mejor relación contigo mismo.

Puedes repetir este ejercicio primero con un desconocido y luego con alguien que no te caiga bien, en cuyo caso el ejercicio resultará muy liberador ya que también te ayudará a liberarte del odio y el rencor. 


 "Mientras el círculo de la compasión no abarque a todos los seres vivos, 
el hombre no hallará la paz por sí mismo".
Premio Novel de la Paz Albert Schweitzer


Mi Consulta Psicológica
Ana Luisa López Pérez
Psicóloga

Av. del Puerto Nºº 81, Planta 6ª, Pta. 44.
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