lunes, 23 de enero de 2017

SANAR EL ALMA

SANAR EL ALMA

El cuerpo es la parte física del hombre. Porque tenemos cuerpo comemos, bebemos, dormimos, corremos, descansamos, etc.

El alma es la parte psicológica del ser humano. Las emociones.

Puedes aprender a despertar y sanar tu alma para llegar a los poderes de tu ser interior que has perdido u olvidado. El poder del alma es pasión, creatividad, intuición y conexión con lo Divino.

Puedes tener acceso al poder de tu alma para crear una vida plena.

Has introspección y explora la meditación y la relajación. Cuando te relajas puedes callar tu mente y escuchar las voz de la intuición. 

Puede ayudarte no solamente a relajarte sino también a sanar tu conexión con tu alma. Cuando te relajas y haces introspección, puedes encontrar el amor compasivo de tu alma. 

Tus emociones te conectan a tu alma. Permítete registrar y expresar las emociones reprimidas que han estado embotelladas dentro de ti. Lo que yace bajo esos sentimientos reprimidos son tu creatividad, pasiones, intuición e imaginación. Es como encontrar un tesoro enterrado. El precio que tienes que pagar es tu buena voluntad para expresar esas emociones negativas tales como la ira, las heridas, la decepción, y el miedo. Cuando lo haces, crearás un espacio más armonioso para que tu alma viva. 

El alma, es una representación de nuestra auténtica esencia. Una entidad muy frágil, vulnerable y que diariamente, se siente herida.
Las personas llegan al especialista quejándose del sufrimiento.

¿Qué podemos hacer? En primer lugar ser responsable. Ser consciente de que el verdadero foco del problema está en nuestra mente, no es nuestro cuerpo. Y puede que te sorprenda, pero algo así no es fácil de admitir para muchos de nosotros. Es más sencillo asumir que padecemos migrañas, que una depresión.

1. Sé consciente de todo lo que ocurre a tu alrededor y de cómo te afectan determinadas cosas. Atiéndete, analiza lo que sucede a tu alrededor y valora de qué modo te afecta. El autoconocimiento es esencial como estrategia de afrontamiento.

2. Cuando llegues a casa con dolor de cabeza, tenso y con un profundo malestar, antes de recurrir a un fármaco permítete un tiempo para ti, estar contigo mismo. Un instante de tiempo para desconectar y ser tú mismo.

3. No tengas miedo a expresar en voz alta aquello que te duele. Aquello que te molesta y que te afecta. Si guardas silencio y lo escondes, día a día esa inquietud acabará transformándose en un dolor físico. Acepta, expresa, busca ayuda, y emprende el proceso del cambio en busca de ese ansiado bienestar. 

Esa tranquilidad en el alma, a la que todos tenemos derecho.


Mi Consulta Psicológica
Ana Luisa López Pérez
Psicóloga

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